Basados en cifras recientes de la UNICEF, cerca del 85% de los niños a nivel global reciben las vacunas necesarias para protegerse contra enfermedades potencialmente mortales como el sarampión, la poliomielitis y la tosferina. Sin embargo, la preocupación por la seguridad de las vacunas, especialmente en relación con el autismo, ha sido un tema de debate persistente.
A pesar de los temores infundados, un robusto cuerpo de evidencia científica ha demostrado que las vacunas son seguras y eficaces, sin relación causal con el autismo.
En una revisión exhaustiva titulada Immunizations and Autism: A Review of the Literature (Doja y Roberts, 2006), se concluyó que no existe evidencia que respalde una asociación entre la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo. Además, el estudio refutó cualquier vínculo entre el conservante timerosal y el autismo, y descartó la eficacia de la terapia de quelación en el tratamiento del autismo.
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El análisis en Japón realizado por Uchiyama sobre el 2007 con 904 pacientes con trastornos del espectro autista (TEA) encontró que la vacuna MMR no estaba asociada con la regresión en los TEA. No se observaron diferencias significativas en la incidencia de regresión entre niños vacunados y no vacunados.
Para el 2008 en En el Reino Unido estudiaron a 98 niños con TEA y dos grupos de control, descubriendo que no había una relación entre los síntomas del autismo y los niveles de anticuerpos generados por la vacuna contra el sarampión. Esto refuta la hipótesis de que una respuesta inmunológica exagerada pudiera estar relacionada con el autismo.
Ese mis año un estudio adicional buscó rastros del virus del sarampión en el tracto gastrointestinal de niños con autismo y trastornos gastrointestinales. Los resultados mostraron que el virus fue detectado en un niño de cada grupo, sugiriendo que no hay una conexión significativa entre la vacunación y el autismo.
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En Montreal, investigaron la prevalencia de trastornos generalizados del desarrollo en 28.000 niños y encontraron que ni el timerosal ni la vacuna MMR estaban relacionados con estos trastornos; a su vez en Dinamarca compararon a 467.000 niños vacunados con y sin timerosal, encontrando que el riesgo de TEA no difirió significativamente entre los dos grupos.
Finalmente, un nuevo estudio en Reino Unido evaluó la exposición al timerosal en más de 14.000 niños y no encontró efectos negativos en su desarrollo neurológico o psicológico. Esto confirma la seguridad del timerosal en las vacunas administradas.
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